Frente a una operación de cirugía
estética, los tratamientos estéticos previos y posteriores mejoran los
resultados, facilitan la recuperación y, en general, suponen un beneficio para
el bienestar del paciente. Cuando un paciente opta por someterse a una operación
de cirugía estética, la colaboración entre su médico y su esteticista resulta
esencial: preparar la piel y el cuerpo con anterioridad facilita la operación,
y la recuperación siempre es más rápida y efectiva con los tratamientos adecuados.
Te contamos cómo:
La
cirugía estética en los párpados consiste en extraer las bolsas de grasa en
párpados inferiores y en corregir la caída de los párpados superiores debido al
exceso de piel y a la laxitud del músculo, características que hacen parecer
estar cansado, tener más edad, y que incluso puede interferir en la visión.
Antes de realizar una blefaroplastia es conveniente garantizar la oxigenación
tisular para lograr una correcta cicatrización. Es importante abandonar el
hábito del tabaco, al menos,
dos semanas antes para garantizar la perfecta vascularización de los tejidos,
así como evitar el consumo las 4 semanas posteriores. Una vez realizada la
intervención, es esencial la eliminación del edema para evitar que la piel
pierda turgencia. Ya retirados los puntos de sutura a los 4 o 5 días, se
realizan drenajes linfáticos manuales faciales, que nos van a ayudar a eliminar
el líquido acumulado y la inflamación. Tres semanas después se inician masajes
sobre la cicatriz en
sentido trasversal para evitar la formación de fibrosis. Los drenajes ayudan a
la eliminación del hematoma, con el objetivo de evitar la hiperpigmentación
cutánea posterior.
Lifting facial
Esta técnica quirúrgica consiste en tensar los músculos
faciales, eliminando el exceso de grasa y redistribuyendo la piel de la cara y
el cuello. Está aconsejado en pacientes con laxitud en cara y cuello, pero cuya piel conserva cierta elasticidad. La colocación de
las incisiones varía mucho según la estructura facial de cada paciente. Para preparar la piel antes de la
intervención, son aconsejables tratamientos tópicos faciales con factores de crecimiento epidérmico,
agentes hidratantes, estimulantes de la formación de colágeno y elastina y oxigenantes para
garantizar la correcta cicatrización de la piel.
Asimismo, los masajes circulatorios son de gran ayuda
para asegurar la llegada de nutrientes a la piel a través de los vasos sanguíneos. Es obligatorio eliminar
el tabaco un mes antes, ya que fumar afecta al comportamiento de las plaquetas y complica la
coagulación. Una vez realizada la cirugía es importante controlar el edema y los hematomas. El drenaje linfático
manual es el tratamiento principal a aplicar durante las 2 o 3 primeras
semanas, ya que ayuda a la cicatrización del tejido, disminuye las molestias
postoperatorias y acelera la recuperación. Esta técnica debe aplicarse a razón
de una sesión diaria durante los primeros siete días, para pasar a días alternos en la segunda semana y
al menos dos veces por semana durante dos semanasmás.
A partir de las seis u ocho semanas, podemos
introducir técnicas de masaje para reducir la cicatriz, como el pinzado rodado,
los pellizqueos o el masaje en zigzag, que incrementan la elasticidad de la
piel y desfribrosan la zona. A partir del décimo día podemos optar por los
ultrasonidos de baja intensidad y frecuencia media, que disminuyen la fibrosis, aumentan la permeabilidad de las membranas celulares, y reducen el dolor y la inflamación.
Liposucción
o laserlipólisis
Es una técnica quirúrgica utilizada para eliminar
depósitos de grasa localizados en determinadas zonas
del cuerpo, tales como abdomen, nalgas, caderas, muslos,
rodillas, tobillos, brazos, cuello y mejillas.
Previamente a esta intervención es recomendable preparar
el tejido dérmico y subdérmico, para lo que se aconseja adoptar una dieta proteica con la que perder
el exceso de peso si fuera necesario. Para conseguir reducir los
tabiques fibróticos entre los adipocitos, se aconseja también
un tratamiento con terapia subdérmica mecanizada. Tras la intervención, es habitual la
aparición de fibrosis, sobre todo en los puntos donde se introduce la cánula. Esta fibrosis puede ser debida tanto al edema como a la posible necrosis de grasa que no se haya llegado a
extraer, o a la formación de túneles donde se organiza tejido cicatricial. Para la prevención de la fibrosis postquirúrgica conviene realizar drenaje linfático manual lo antes posible. Las sesiones pueden
comenzar en el momento en el que el cirujano lo indique, aproximadamente a partir del cuarto o quinto día
tras la intervención, aunque en ocasiones puede ser al día siguiente. Se recomiendan alrededor de
10 a 12 sesiones, diarias durante la primera semana y posteriormente una o dos veces por semana. El
uso de ultrasonidos
disminuye la inflamación
y la viscosidad del medio intersticial, por lo que,
utilizados tras dos semanas de la intervención, ayudan a la reabsorción del edema y a disminuir la fibrosis y los hematomas. Además del drenaje linfático manual, la presoterapia es un
buen complemento a utilizar a partir del segundo día si así lo autoriza el
cirujano, preferiblemente con equipos que permitan regular la
presión por segmentos y elegir programas adecuados a cada caso. Otras posibles
herramientas son la endermología y masaje de fricción, que puede movilizar
acúmulos grasos y fibrosis
mientras no se movilice la piel en exceso durante las
primeras semanas, y la radiofrecuencia dual, que se puede utilizar a partir del
tercer mes para mejorar el aspecto externo de la piel del área tratada y para
compactar el tejido dérmico estimulando la formación de colágeno y elastina.
Cirugía
mamaria
La cirugía mamaria es la intervención más común entre las
mujeres, ya sea una mamoplastia de aumento, una reducción mamaria o una pexia
(levantamiento de pechos caídos). Sea cual sea su abordaje quirúrgico, se
produce rotura de tejidos (glandulares, musculares y cutáneos) y alteración de
la irrigación sanguínea tras la electrocoagulación de los pequeños vasos sangrantes
durante la intervención.
Previamente a la cirugía se aconseja abandonar el hábito
tabáquico, pues es muy importante la correcta oxigenación del tejido manipulado. Además, garantiza la
correcta cicatrización no sólo de las estructuras internas, sino también de la piel, evitando dehiscencia
de suturas, cicatrices
anchas, etc. También es aconsejable preparar la piel con un tratamiento
nutritivo en cabina. El tratamiento postoperatorio va encaminado a la reabsorción y evacuación del edema
postquirúrgico, el cual se acumula alrededor de las mamas y provoca una tensión muy molesta para la paciente.
Después de la cirugía, cuando el cirujano lo considere, se iniciará tratamiento con drenaje linfático
manual, realizando finos
movimientos en lugares muy concretos de la anatomía de la mama y de la axila.
Con estos drenajes conseguiremos desaturar el sistema linfático de sustancias de desecho, así como
favorecer la eliminación de los fármacos utilizados durante la cirugía. Podemos complementar con la técnica
de inducción miofascial, de gran poder relajante que trabaja esencialmente
sobre el tejido fascial mamario, tan importante para el movimiento de los
músculos, los órganos y la piel: mediante una sincronización entre
las manos del profesional y la respiración del paciente lograremos movilizar tejidos profundos, que
ayudarán al correcto asentamiento de las prótesis mamarias y a la formación de una cápsula de
calidad. También podemos
utilizar el vendaje neuromuscular, que consiste en la colocación de unas
cintas adhesivas con unas direcciones y tensiones muy delimitadas dependiendo de la zona del
cuerpo que se quiera incidir, proporcionando una mejora del edema de las mamas, de las cicatrices, y
del movimiento implante-músculo pectoral, tan importante para que el resultado sea natural.
Abdominoplastia
La cirugía del abdomen es un procedimiento quirúrgico
complejo de reconstrucción de la pared abdominal, que consta de la eliminación del exceso de piel y grasa
(dermolipectomía), reposición de los músculos rectos anteriores de la pared abdominal, cierre cutáneo a
nivel infraabdominal y recolocación del ombligo. Se puede acompañar de la liposucción de los flancos. Antes de la cirugía se aconseja una preparación de 3 a 4 meses. En el caso de que haya
sobrepeso, se pauta un tratamiento dietético personalizado, preferiblemente una dieta proteica, para reducir materia
grasa. Es fundamental la reducción del hábito tabáquico, porque el consumo influye de forma negativa en la proceso de cicatrización. También conviene realizar un tratamiento reafirmante con
radiofrecuencia corporal, logrando un aumento de la circulación de la zona que
permitirá mejorar el metabolismo, aumentar la formación de nuevo colágeno, y
disminuir líquidos y toxinas. El número de sesiones que se recomienda es de 4 o
5, con una pauta cada 15 o 20 días.
Se aconseja
asimismo hidratar al máximo la piel del abdomen para favorecer así la
cicatrización. Hoy en día ya
no se entiende la abdominoplastia sin un tratamiento posterior de drenajes
linfáticos, que pueden ser
manuales o mecanizados. Se recomienda comenzar a los 15-20 días después de la
cirugía, y realizar primero drenajes linfáticos manuales, debido a la inflamación
y mayor sensibilidad de la zona que
hay inmediatamente después de la cirugía. De esta manera se consigue la
activación del líquido
acumulado en los tejidos, mejorando así el edema y la inflamación posterior, y
creando una sensación
de bienestar gracias al efecto neurosedante de este tratamiento. Pasados dos
meses se puede seguir
con los drenajes manuales o pasar a la presoterapia, que realiza un drenaje
linfático mecanizado
mediante unas botas neumáticas que van realizando presión a diferentes niveles,
consiguiendo también la eliminación del líquido acumulado. Para acelerar la
cicatrización y mejorar el aspecto de las
cicatrices, se recomienda un tratamiento tópico con cremas regenerantes-eestructurantes cutáneas hasta
seis meses después de la cirugía.
Dra. Cristina de las Heras y Dra. Eva Hidalgo
Co-directoras de H&H Medicina Estética
http://www.hhmedicinaestetica.es/